La gallinaza es una excelente alternativa para fertilizar los cultivos. Es un abono orgánico que se obtiene a partir de las excreciones de las aves, principalmente de las gallinas. Para su uso, es necesario conocer algunos pasos básicos a seguir.
Lo primero que debes hacer es seleccionar la gallinaza de buena calidad. Esta debe ser fresca y homogénea, sin presencia de restos de plumas, paja o cualquier otro material extraño. Además, es importante que la gallinaza se encuentre seca para evitar la presencia de malos olores.
Una vez que se ha seleccionado la gallinaza, se debe aplicar una capa de 10 a 15 centímetros en el suelo. Para obtener mejores resultados, es recomendable mezclar la gallinaza con otros materiales como hojas secas, aserrín o paja. Esto ayudará a aumentar la fertilidad del suelo y mejorar la estructura del mismo.
Es importante tener en cuenta que la cantidad de gallinaza a utilizar dependerá del tamaño del terreno y de las necesidades de los cultivos a fertilizar. De manera general, se recomienda una proporción de una tonelada de gallinaza por cada 100 metros cuadrados de cultivo.
Por último, es importante tener cuidado con el exceso de gallinaza ya que puede ser perjudicial para el suelo y para los cultivos. Se debe hacer un monitoreo constante del suelo y de los cultivos para evitar el exceso de nutrientes y las posibles pérdidas de materia orgánica.
En conclusión, utilizar la gallinaza como abono orgánico es una práctica muy efectiva para mejorar la fertilidad del suelo y, por ende, mejorar la producción de los cultivos. Es importante seguir los pasos básicos para su uso y no abusar de su aplicación para obtener los mejores resultados.