La yema es uno de los componentes más valiosos del huevo. Su color amarillo brillante es un signo de frescura y su textura cremosa lo hace perfecto para recetas como huevos revueltos o huevos cocidos. Sin embargo, si la yema del huevo es negra, puede ser una señal de que algo no está bien.
La razón principal por la que una yema de huevo se vuelve negra es la oxidación. Cuando el huevo es sometido a un exceso de calor o se guarda durante un tiempo prolongado en el frigorífico, se produce una reacción química que genera sulfuro de hierro. Este compuesto es lo que le da a la yema su color negruzco.
Aunque una yema negra generalmente no es peligrosa para la salud, es un signo de que el huevo no es fresco. Cuando los huevos se vuelven viejos, la clara se vuelve más líquida y la yema se vuelve más oscura. Además, podría haber rastros de bacterias en el huevo que podrían ser perjudiciales para la salud.
Si encuentras una yema de huevo negra, es mejor desechar el huevo. No hay necesidad de preocuparse si sólo encuentras una yema negra en un grupo de huevos frescos. Sin embargo, si encuentras varias yemas negras en una docena de huevos, deberías investigar la calidad del lugar donde adquiriste los huevos para asegurarte de que están siendo almacenados adecuadamente.